viernes, 23 de diciembre de 2011

EL FACTOR DIOS

 

   Quizás much@s, como yo hemos tenido la angustia ante las divisiones y las formas de liderazgo que los seres humanos construimos, por las almas nuestras y de nuestr@s herman@s; recientemente al hablar con un amigo llegue a materializar unos pensamientos que quiero compartir con respecto a este tema, por eso quiero agradecer a este amigo porque sigue siendo un buen instrumento de Dios. Un abrazo en Cristo para él.


   Como dije estas angustias las compartimos muchas veces en la vida en Cristo, en mi caso se fue resolviendo cuando surgió en la creencia de que no importase cuanto el ser humano intentara negar a Dios, negar su actuar, negar ese fin teleológico de la historia humana a través de cualquier acto, todo eso era vano, el pecado no hiere a Dios, solo destruye al ser humano.
   Con el tiempo y varias experiencias descubrí mucho mas, no porque sea nuevo, solo era novedoso para mi, esto se resume en que hoy en día tengo una plena confianza en un Dios que descubrí que si le abren una raja, una ventana o una puerta por ahí entra y trabaja, mas allá de los impedimentos y limitaciones humanas.


   Muchas personas que han demostrado eso, que Dios contempla lo hermoso de nosotr@s y con eso trabaja, mas allá de cualquier división... el sigue obrando. La primera vez que recuerdo claramente esa experiencia fue con mi amiga Abi, con ella tuvimos una ruptura donde yo abiertamente me rendí a creer que Dios no podría obrar en ella, pero Dios no solo sano esa herida poniéndonos en el mismo lugar, el grupo de oración Bart Mithza sino que con el tiempo la he visto crecer, eso sí a su propio ritmo, porque Dios no obliga pero aprovecha las ocasiones en que nuestro corazón está dispuesto a Él, para hacernos mejores.


   Una experiencia ampliada de esto, la viví con el acercamiento a hermanos de otras tradiciones cristianas, desde una mirada centrada en la propia iglesia, las demás no dejan de tener imperfecciones y esto parece ser una constante sin importar donde te ubiques, es decir a que tradición acudas. Pero tuve la suerte de descubrir varias cosas, primero, que Dios obraba en todas, todes y todos, solo necesitaba un corazón dispuesto y ya; Segundo, que como en mi vida y en la de mi amiga, obraba según la disposición personal de cada quien y en sí de la comunidad, que ese era limite de Dios, pero porque así lo quería él.
   Tercero, quizás por ser antropólogo o porque era evidente ajjaja, note que en esa relación de la comunidad como iglesia surgían particularidades, ante las cuales la afinidad de las personas influye determinantemente para lograr integrarse a la comunidad y sus dinámicas propias; así vi en la raíces protestantes cosas que los católicos no alcanzamos, pero también a la inversa que había cosas que los católicos tenían y los protestantes no, esto opera con cualquier tradición cristiana, de ahí surge que las llame tradiciones cristianas, porque tienen sus modelos, prácticas, creencias y otros que las hacen especificas, como su experiencia de Dios.
   Con el tiempo he visto que ese descuartizado Cuerpo de Cristo, no está dividido por Dios sino por lo inexorablemente particular y diverso que es el ser humano, pero esto no es malo pues permite reconocer cosas de Dios, el infinito y eterno, que uno solo de estos contenedores no podría, por lo limitado de nuestras posibilidades. Si, diversos y limitados, vaya contraste humano.
   A Dios esto le permite revelarse de maneras tan diferentes y a la vez coherentes con lo que voy a llamar su esencia (no me gusta aplicar palabras como natural, naturaleza, etc.), para el no implica un problema sino una oportunidad de una relación más personal con cada ser humano como sujeto particular y social que es. No quiero a entrar a filosofar mucho jajaja.
   Pero les aseguro que Dios obra en la vida de todas las personas que están o han estado en cualquier iglesia o comunidad de vida que haya existido o vaya existir… si encuentra un corazón dispuesto el obrara. Ese es el factor Dios. Una actitud de Él, en obrar donde quiere y como quiere respetando la libertad humana y disposición para que obremos según su voluntad.


   Por eso lo más importante es estar dispuesto a entregar a Dios lo que el quiera, como Abraham el hijo amado, como Moisés una vida de tranquilidad, dejar nuestro manto como Elías, ir a donde quiera Él como a cualquier otro profeta le toco, abandonarse a la voluntad como María, dejar tu vida como los Apóstoles, decir lo que incomoda como le toco a Juan y perder la vida como Él mismo lo hizo, con todo lo que significa realmente.
Mi invitación personal es entonces que desde ahora no te fijes en la iglesia, ni la comunidad del vecino, a ese amalo, ora por él y pide a Dios que disponga esos corazones para que por sobre todo se realice su voluntad, la de Dios; dedícate a crecer tú y hacer de ti un CRISTO VIVO. El verdadero templo de Dios eres tú. ¿A qué estás dispuesto? Se propiedad de Dios.




Josue3475 Xue Eclisse



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