lunes, 7 de abril de 2014

DE LA POBREZA Y LA MISERIA II



Miseria… ¿qué es verdaderamente? Estamos en un mundo complejo donde irremediablemente parece que nuestros esfuerzos sirven a un sistema; la realización personal, el bien al prójimo y nuestra relación con la naturaleza se embolatan en un trajín diario que no va para ningún lado.

La caridad se hizo beneficencia, excusa y motor de la miseria… beneficencia, porque tan solo es una manera de aminorar el descontento social que puede significar la concentración de la riqueza material en indigentes espirituales, sin ofrecer cambios reales… excusa, porque aliviana las conciencias de quienes poseen demasiado haciéndoles ver como los grandes filántropos cuando tan solo están liberando su vida de cargas innecesarias y culpas… motor de la miseria, porque las personas empiezan a negociar desde sus carencias victimizándose y haciéndose dependientes, así entregan su libertad por unas pocas monedas de oro o de plata.

   

 Por eso la mujer que dio de lo que tenía frente al altar dio más, porque es verdaderamente difícil desprenderse de lo que necesitamos, por eso también ninguna filantropía por ser buena, implica ser cristiana, tan solo porque él que da no siempre da de lo que no tiene. Pero es bueno, porque permite una reacomodación de los recursos disponibles, porque redistribuye de manera más adecuada los bienes materiales y a veces simbólicos, y así evita que este sistema colapse por la patética preocupación y cosificación del otro que en el mismo está inmersa.

Y digo otro, porque este sistema no reconoce la alteridad, porque solo desde la otredad se construyen objetos, objetos de mercado en este caso… ¿Y cómo escapamos? Por lo abrazadora que se ha vuelto esta flama es mejor tener solo lo que necesitamos y a pesar de que hay unas necesidades comunes, también es bueno saber que las otras, creadas, culturales, emocionales, etc., no serán satisfechas por tod@s igual.

Y desde ahí nace el problema de la acumulación ¿Cuánto necesitas para llenar el vacío? Con Cristo los vacíos se reducen al mínimo y entonces es mínimo lo que necesitamos, mas será mucho lo que necesites en esas áreas donde Cristo no habite o habite menos. Y no crean que me agrada decir esto, mi humano pelea contra esta idea, pero sé que es la correcta… al final hasta yo no dudo en esgrimir las armas para proteger estas propiedades simbólicas, materiales, etc…


Pelea, porque darse duele y de la roca no emana el agua sin abrirse camino, como coleccionista de juguetes se los digo, nada más sin sentido que tener juguetes a los 36 años, pero eso llena algo en mí y no siempre son vacíos oscuros y negros, porque estas necesidades también alimentan, por ejemplo en mi caso al niño, la ternura y creatividad, que me permiten ser titiritero, escribir y soñar.

Aun así aprendí a moderar mi extraña necesidad y parece que en todos los sentidos debemos aprender a moderar esas necesidades, si necesito y pido mucho me hago daño, si no también, si quiero algo debo tener cuidado con que tanto es mío para no cortar las alas de lo amado, deseado o querido. ¿Cuánto y cómo? Solo Dios te concede ese discernimiento. Aunque hay personas con ese don, otr@s debemos aprenderlo. Hay cosas en donde lo sabemos hacer, hay otras que son un reto.

Sin embargo será un reto, porque es mucho lo que podemos acumular, desde quienes guarden tristezas o rencores en sus corazones y mentes, hasta aquellos que tienen enormes mansiones, pero la marcación de la miseria no son los bienes materiales, aunque que difícil será para un rico entrar al reino de los cielos, pero que hacer si la puerta al cielo es del tamaño del ojo de una aguja.

Y sin quererme extender demasiado solo responderé una pregunta ¿Dar de lo que tengo me sirve de algo? No sé si quieras ser cristiano pero por lo menos puedes ser un buen ser humano, en los justos Dios también haya santidad, solo no lo hagas porque así te ganaras el cielo, hazlo por lo menos para lograr que tu especie sobreviva, hazlo porque te duele el dolor ajeno, hazlo sin mirar a quien ni esperando se te compense. Quizás así sirva. En la intención del corazón está la bendición.

Un ejemplo, por eso diezmar no sirve, ni dar limosna, ambas cosas tiene como objeto mantener un espacio, unos equipamientos, etc., que son para tu beneficio también, ya estas recibiendo a cambio; mas esto lo cambia la intención del corazón y es ahí cuando se revierte en otras cosas muy buenas en tu vida, no solo materiales.

Mi consejo trata de tener lo que necesitas y modera tus necesidades, mucha oración y ayuno ayudan.

Joseph Alain Gii
José Ramiro Velásquez G.



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